ARTÍCULOS QUE COMPONEN EL PRESENTE NÚMERO
LECTURAS PSICOANALÍTICAS
De la estupidez neurótica
Hugo Staub
El desconocimiento
Jean Szpirko
El problema de la verdad
Rolando Karothy
La transferencia y la dinámica de la cura
Liliana Pérez
La transferencia en los "escritos técnicos" de Freud
Héctor López
La transferencia. ¿Una cuestión de Saber?
Luis H. Volta
INTERSECCIONES
Territorios del deseo. El lenguaje de los cuerpos poéticos
Blanca L. Fenoy
El exilio de Joyce. Après le mot le déluge
Oscar Zentner
Diálogo en el shopping
Gustavo Etkin
INSTITUCIONES
Formación, analista, institución
Roberto Neuburger
ARTÍCULOS QUE COMPONEN EL PRESENTE NÚMERO
LECTURAS PSICOANALÍTICAS
La incidencia del referente en los textos de psicoanalistas
Jean Szpirko
El juego del Fort-Da
Rolando Karothy
En torno a la pulsión
Juan Carlos Domínguez
Una lectura del texto Pulsiones y destinos de pulsión
Alicia Dubin
Lectura de conceptos freudianos: la angustia
Cecilia Pla
CLÍNICA
Silvia y la inestabilidad
Horacio Bilkis
Un maltrato sui generis
Elsa Coriat
La niñez armada. Algunas reflexiones sobre el robo, la propiedad y la palabra infantil
Adrián Messineo
Del tóxico al sueño
Mauricio Cherrutti
INTERSECCIONES
La relación Skármeta-Neruda y la cuestión del Maestro
José Zuberman
Lacan ante "lo abierto"
Héctor López
Los cuentos de los presidentes
Osvaldo Couso
COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
Sublimación y narcisismo. Un comentario acerca de El arte de vivir en peligro de Sylvie Le Poulichet
Alejandra Rodrigo
ARTÍCULOS QUE COMPONEN EL PRESENTE NÚMERO
LECTURAS PSICOANALÍTICAS
Forclusión
Rolando Karothy
El sueño de la inyección de Irma
Cecilia Pla
El ataque epiléptico en el Dostoievski de Freud
José Zuberman
La palabra de Freud
Mauricio González-Marcelo Weretilneck
De la novela al mito
María Gabriela Marini
El duelo: un trabajo de escritura
Alejandra Rodrigo
Das Ding
Juan Carlos Domínguez
CLÍNICA
De los delirios pasionales a la pasión por el delirio
Horacio Bilkis-Mónica Ripullone
El psicoanálisis y la práctica hospitalaria
José Lachevsky
INTERSECCIONES
La prohibición
Alexandra Papageorgiou-Legendre
El no sabía
Jacques Laberge
Dolor y arte: Frida Kahlo
Adriana Wenger
Las soluciones de Pinocho
Sergio Staude
Otros ensayos de psicoanálisis y música
Roberto Neuburger
COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
Ceñir la verdad
Alejandra Rodrigo
ARTÍCULOS QUE COMPONEN EL PRESENTE NÚMERO
Lecturas psicoanalíticas
Vagamos en la inconsistencia
Rolando Karothy
La muerte, la repetición y el deseo
Carlos Escars
Problemas de la transferencia en la psicosis
Graciela Brescia
De la neurosis de transferencia a la idealización del analista
Juan C. Domínguez
El fantasma de la Medusa
Alejandra Rodrigo
La mentira en la trama del deseo
Cecilia Pla
Clínica
La interpretación y el lugar del analista
Claudia de Casas, Carlos Giovacchini
Las marmotas no se equivocan
Jorge Zanghellini
Las adicciones: el fracaso del síntoma
Sergio Staude, Osvaldo M. Couso
Un analizante se suplementa con "blanca". Testimonio
José Zuberman
Del acting al síntoma
Alicia Dubín, Stella López
Intersecciones
La memoria de los pueblos
Mónica Morales
Pequeños ensayos sobre psicoanálisis y música
Roberto P. Neuburger
Una escritura del amor entre dos textos
María Teresa Ferrari
Instituciones
¿Psicoanálisis versus institución?
Paola Bedogni, Claudia de Casas, Patricia Paoli
Institución y dinero: lo que brilla por su ausencia
Marisa D. Rubin
Comentarios bibliográficos
El duelo y su efectuación
Alejandra Rodrigo
ARTÍCULOS QUE COMPONEN EL PRESENTE NÚMERO
Lecturas psicoanalíticas
Los giros del pensamiento freudiano
Rolando Karothy
Acerca de las neuropsicosis de defensa
Carlos Escars
Un lectura de la represión en Freud
Graciela Brescia
Genealogía del superyó
Mauricio Cherrutti
Posición femenina o la suerte de Tiresias
Alicia Dubín
Huella de un exilio: entre la sombra y el alma
Osvaldo M. Couso
Clínica
Una intersección: el adolescente y la droga
Sergio Staude
Una pregunta neurótica
Alejandra Rodrigo
Instituciones
El equipo de interconsulta frente a la urgencia
M. C. Beiga, J. J. Criscaut, D. Dileo, R. P. Neuburger, M. Skef, M. Vicente y M. C. Walsh
El psicólogo como formación
Jorge Zanghellini
Intersecciones
La realidad en Cortázar
Cecilia Pla
Dos adiciones de "psicoanálisis aplicado" a una improbable nueva edición de la Psicopatología de la vida cotidiana (¿o del "chiste"?)
Roberto P. Neuburger
Las psicosis y el hecho teatral. Introducción a una nueva problemática
Viviana Maggio
Las voz del ángel (consideraciones sobre los castrati)
Elsa A. Aliboni
Comentarios bibliográficos
Comentario del libro Toxicomanía y psicoanálisis. Las narcosis del deseo de Sylvie Le Poulichet
Alejandra Rodrigo
PELÍCULAS IMPERDIBLES
El regreso (Vozvraschenie)
Ficha técnica
Dirección: Andrey Zvyagintsev.
País: Rusia.
Año: 2003.
Duración: 106 min.
Interpretación: Vladimir Garin (Andrey), Ivan Dobronravov (Ivan), Konstantin Lavronenko (Padre), Natalia Vdovina (Madre), Galina Petrova (Abuela).
Guión: Vladimir Moiseenko y Alexander Novototsky.
Producción: Dmitri Lesnevsky.
Música: Andrey Dergatchev.
Fotografía: Mikhail Kritchman.
Montaje: Vladimir Mogilevsky.
Dirección artística: Janna Pakhomova.
Vestuario: Anna Barthuly.
Por Carolina Menón
El regreso, ópera prima de Andrey Zvyagintsev, construye en 106 minutos un impactante enigma que, en cuanto tal, convoca a la lectura. Ha dicho el director: “Cuando estaba rodando la película no la veía como una historia de hoy en día o ni siquiera como una película social. En cierto modo, la película es una intencionada mirada mitológica a la vida humana y creo que eso es lo que me gustaría que los espectadores tuvieran presente antes de entrar al cine”.
La trama de la película es, en apariencia, sencilla. Hasta la llegada del personaje que la madre nombra como “el padre”, la vida de los dos niños de la historia (Iván y Andrey) se ha desarrollado, así parece, en el seno del matriarcado conformado por la madre y la abuela.
La comida está en la mesa y tal como lo hiciera Jesús en su última cena, “el padre”, único nombre que podemos otorgarle pues el personaje ni siquiera cuenta con un nombre de pila, reparte el pan y el vino. Nada se dice acerca de la desaparición, el retorno o la vida de aquel que estuvo durante doce años, los años que tiene el hijo menor, quién sabe dónde. El silencio que se presenta sosteniendo esa narración en imágenes nos convoca a seguir soportando el enigma, a no apresurarnos en la conclusión, a seguir la historia hasta el instante en que ella misma requiere un cierto cierre. Zvyagintsev agrega: “El cine es una materia que debe plasmarse, es como el aire –ha dicho; los símbolos quiebran esa materia, destruyen la poesía que hay en el cine: le toca al espectador interpretar lo que ve, no al director. Al fin, dos chicos que van a una isla con el padre no es una metáfora, es una materia que pertenece a la vida”.
Al respecto recuerdo que Freud recurrió en La novela familiar… a la antigua fórmula jurídica que dice que la madre es certísima mientras que el padre es siempre incierto para extraer de allí las consecuencias observables en la clínica. Si de esta percatación de Freud se deriva una construcción fantasmática, ¿de qué padre hablamos aquí cuando hacemos referencia a “el padre”?
En casi todos los comentarios que he podido encontrar sobre esta película se insiste sobre la misma pregunta, a saber, ¿ese que vuelve después de tantos años de “exilio” es el padre o no lo es?
Podría afirmar que es “el padre” simbólico en tanto es nombrado dos veces: en primer lugar, como ya he dicho, la madre da lugar a ese al que llama “padre”; en segundo lugar, y aquí me encuentro con la conclusión del film a través de un acontecimiento dramático, al ser nombrado, alojado, como tal por el hijo. Sobre las consecuencias que para ambos tendría la presencia de “el padre” en tanto real nada sabemos pero algo parece ser seguro, su intervención ha posibilitado a Iván y Andrey un nuevo posicionamiento frente a la vida. Ahora serán ellos quienes en el orden de las generaciones deberán suceder el legado que les ha sido entregado.
Ya nada volverá a ser un discurrir de lo mismo…
La trama de la película es, en apariencia, sencilla. Hasta la llegada del personaje que la madre nombra como “el padre”, la vida de los dos niños de la historia (Iván y Andrey) se ha desarrollado, así parece, en el seno del matriarcado conformado por la madre y la abuela.
La comida está en la mesa y tal como lo hiciera Jesús en su última cena, “el padre”, único nombre que podemos otorgarle pues el personaje ni siquiera cuenta con un nombre de pila, reparte el pan y el vino. Nada se dice acerca de la desaparición, el retorno o la vida de aquel que estuvo durante doce años, los años que tiene el hijo menor, quién sabe dónde. El silencio que se presenta sosteniendo esa narración en imágenes nos convoca a seguir soportando el enigma, a no apresurarnos en la conclusión, a seguir la historia hasta el instante en que ella misma requiere un cierto cierre. Zvyagintsev agrega: “El cine es una materia que debe plasmarse, es como el aire –ha dicho; los símbolos quiebran esa materia, destruyen la poesía que hay en el cine: le toca al espectador interpretar lo que ve, no al director. Al fin, dos chicos que van a una isla con el padre no es una metáfora, es una materia que pertenece a la vida”.
Al respecto recuerdo que Freud recurrió en La novela familiar… a la antigua fórmula jurídica que dice que la madre es certísima mientras que el padre es siempre incierto para extraer de allí las consecuencias observables en la clínica. Si de esta percatación de Freud se deriva una construcción fantasmática, ¿de qué padre hablamos aquí cuando hacemos referencia a “el padre”?
En casi todos los comentarios que he podido encontrar sobre esta película se insiste sobre la misma pregunta, a saber, ¿ese que vuelve después de tantos años de “exilio” es el padre o no lo es?
Podría afirmar que es “el padre” simbólico en tanto es nombrado dos veces: en primer lugar, como ya he dicho, la madre da lugar a ese al que llama “padre”; en segundo lugar, y aquí me encuentro con la conclusión del film a través de un acontecimiento dramático, al ser nombrado, alojado, como tal por el hijo. Sobre las consecuencias que para ambos tendría la presencia de “el padre” en tanto real nada sabemos pero algo parece ser seguro, su intervención ha posibilitado a Iván y Andrey un nuevo posicionamiento frente a la vida. Ahora serán ellos quienes en el orden de las generaciones deberán suceder el legado que les ha sido entregado.
Ya nada volverá a ser un discurrir de lo mismo…
La clínica psicoanalítica es indisociable de la reflexión en torno a la cultura y su malestar porque la práctica del psicoanálisis aborda al sujeto que es efecto de un determinado orden simbólico.
"Los ensayos que integran este libro -dice el autor- intentan desarrollar un conjunto de reflexiones en torno a la situación del sujeto en la cultura, particularmente en la civilización contemporánea organizada por el discurso de la ciencia. Es así como los temas diversos se van articulando: la constitución del orden cultural a partir del parricidio, la ley como instancia indispensable para el lazo social y sus paradojas, los efectos de la ciencia y la modernidad sobre la subjetividad contemporánea, las ilusiones necesarias para el sostenimiento de la cultura, las relaciones entre el hombre y lo sagrado reguladas por la religión, la culpa y el superyó como dimensiones esenciales para la incorporación del sujeto al orden simbólico, el mal y la violencia como imperativos que inevitablemente se imponen como expresión de la imposibilidad de evitar el goce, la inclinación del sujeto al sometimiento y las posibilidades de «libertad» que el discurso del psicoanálisis puede plantear, la dimensión ética de este último que implica esencialmente el reconocimiento del malestar como ese imposible en torno al cual puede producirse siempre un nuevo discurso".
Capítulos que componen el presente libro:
"Los ensayos que integran este libro -dice el autor- intentan desarrollar un conjunto de reflexiones en torno a la situación del sujeto en la cultura, particularmente en la civilización contemporánea organizada por el discurso de la ciencia. Es así como los temas diversos se van articulando: la constitución del orden cultural a partir del parricidio, la ley como instancia indispensable para el lazo social y sus paradojas, los efectos de la ciencia y la modernidad sobre la subjetividad contemporánea, las ilusiones necesarias para el sostenimiento de la cultura, las relaciones entre el hombre y lo sagrado reguladas por la religión, la culpa y el superyó como dimensiones esenciales para la incorporación del sujeto al orden simbólico, el mal y la violencia como imperativos que inevitablemente se imponen como expresión de la imposibilidad de evitar el goce, la inclinación del sujeto al sometimiento y las posibilidades de «libertad» que el discurso del psicoanálisis puede plantear, la dimensión ética de este último que implica esencialmente el reconocimiento del malestar como ese imposible en torno al cual puede producirse siempre un nuevo discurso".
Capítulos que componen el presente libro:
MALESTAR, LAZOS, GOCES
1. El psicoanálisis en el malestar en la cultura.
2. Freud y el parricidio.
3. El Otro, la ley, el deseo.
RAZÓN CIENTÍFICA, MODERNIDAD, PSICOANÁLISIS
4. Modernidad, civilización tecno-científica y lazo social.
4. Modernidad, civilización tecno-científica y lazo social.
5. El psicoanálisis y la razón moderna.
6. La religión, lo sagrado y la estructura del sujeto.
MALESTAR, POLÍTICA, ÉTICA
7. ¿Es posible entrar en la ley?
8. Crímenes y pecados: ¿quién está exento de culpa?
9. La desilusión del porvenir.
10. La servidumbre voluntaria.
11. El estúpido encanto de la violencia.
12. Lacan y la libertad.
13. Una ética que no es del sacrificio.
14. De Sade a Freud: el mal como un deber kantiano.
15. Ética y deseo del analista.